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EL NIÑO. Por Allari Prieto




RELATOS DE HÉROES VERDADEROS

El niño

Por Allari Prieto



Es una realidad que la Pandemia del Covid-19 ha tenido un impacto sin precedentes en la vida de los niños del mundo.


Un estudio publicado en abril por Human Rights Watch señaló que cerca de 1500 millones de estudiantes no estaban asistiendo a la escuela. La infancia del mundo está más expuesta que nunca a situaciones como el trabajo infantil, la explotación sexual, la violencia doméstica, el matrimonio infantil, etc. Todo debido a la pérdida generalizada de empleos y la inseguridad económica de las familias, aunado a un deterioro de los valores humanos.


De la misma manera el aumento en la tasa de fallecimientos por COVID-19, propiciará que muchos niños queden en situación de orfandad, lo que los hace aún más vulnerables.


Por todo lo anterior es indispensable instar a los gobiernos locales, nacionales y a los organismos internacionales a generar estrategias que realmente ayuden en la protección de los niños. Es momento de demostrar que esta pandemia no está dando lecciones y una de ellas es cuidar a nuestros niños y adolescentes como el tesoro más preciado, pues serán ellos quienes estén a cargo del mundo de mañana.


Es muy probable que aún no alcancemos a dimensionar el impacto que tendrá la pandemia en los niños a nivel físico, psicológico y emocional y por ello es fundamental que pongamos a su alcance herramientas que les permitan hacer frente a la nueva realidad y una de ellas, es sin duda la meditación.


Paco

Se llama Francisco, pero en su casa todos le dicen Paco, hace poco cumplió 8 años, le toco festejar su cumpleaños en cuarentena. Paco se considera un niño afortunado, pues dice que tiene unos padres que lo aman, comida en su mesa, una cama caliente y un techo que le cubre, y a pesar de no tener hermanos, tiene muchas comodidades que le han hecho el encierro más llevadero. Algo que quizá Paco no ve, es que tiene acceso a Internet y educación en una institución privada, para él esto es parte de su normalidad, pero hace una gran diferencia, con respecto a la realidad que viven otros niños en nuestro país. A pesar de vivir en un entorno seguro y protegido, a los dos meses de la pandemia comenzó a presentar algunos problemas de ansiedad y despertares nocturnos, aparentemente algo de poca gravedad, pero la realidad es que en su interior, Paco estaba lleno de temores, de pensamientos adversos y emociones negativas que poco a poco se comenzaron a convertir en un monstruo incontrolable que lo aterró a tal punto, que no podía dormir en su habitación y le resultaba casi imposible poder salir de casa con los cuidados necesarios, si así se requería.


¿De dónde surgió todo? Qué pasó en Paco y en muchos otros niños… Paco estuvo mes y medio en aparente normalidad, colaboraba en labores de casa, convivía con sus amigos en línea, cumplía sus deberes, jugaba, reía, dormía bien, pero un buen día su padre comenzó con una fiebre muy alta y en su casa y en su familia se instaló el miedo. Todo parecía que papá podía estar infectado con el virus causante del COVID-19, Paco vio como su papá comenzó a estar aislado en su habitación, mamá se mudó al sofá y Paco se quedó en su habitación. Todos comenzaron a usar cubrebocas, no podían acercarse a papá y el departamento que, hasta ese momento, era un lugar seguro, de pronto, parecía no serlo del todo.


Paco escuchaba a mamá hablar con los abuelos y acordar que sucedería si ella debía llevar a papá a un hospital, mamá arreglaba quién cuidaría de Paco. Por las noches desde su cama, el niño veía a mamá desde la puerta alentando a papá y llevando cosas para bajar la fiebre, escuchaba también las llamadas al médico, a la línea de emergencia, al laboratorio clínico. Todo en casa parecía haber cambiado de un día a otro. Llegaba un medicamento de la farmacia. Mamá casi no reía, estaba seria, incluso cuando iba al cuarto de lavado a poner una lavadora, escuchaba a mamá llorar bajito. Y Paco parecía ser invisible, nadie le explicaba qué pasaba y los adultos parecían no notar su presencia, pero ahí estaba Paco, absorbiendo todo como una esponja.


Por primera vez se enfrentó a palabras como: enfermedad, peligro, muerte… Y entonces el monstruo se hizo sumamente poderoso, se alimentó del insomnio, de las dudas, de los pensamientos catastróficos y el exceso de información. Llegó el día en que papá fue al laboratorio, y afortunadamente la prueba de COVID-19 era negativa. Al parecer todo había sido una fuerte infección de garganta.


Todo en casa de Paco comenzó a normalizarse, pero el monstruo se había instalado en su mente, en su cuerpo, en su corazón y en cada rincón de su habitación. Comenzaron hacerse más fuertes las pesadillas y los terrores nocturnos, Ahí fue cuando sus papás comenzaron a notarlo. Una noche en que una terrible pesadilla lo hizo gritar aterrorizado, fue que pudo verbalizar, se trataba de un monstruo que amenazaba su vida. Por primera vez Paco tuvo miedo de morir y perder a quienes amaba, pero finalmente pudo hablar, decir lo que sentía y así el monstruo comenzó a debilitarse.


Los papás de Paco buscaron ayuda con una terapeuta y Paco comenzó a tomar sesiones que lo ayudaron mucho, y algo increíble para él es que comenzó a adentrarse en el mundo de la meditación. Sus papás recurrieron a una maestra de esta práctica y los beneficios para Paco comenzaron a ser muy evidentes.


Meditar le permitió observar que ocurría en su interior, ver el miedo a distancia y ponerlo en realidad, a conocer sus emociones y poder nombrarlas. Paco aprendió a ser consciente de su respiración, a entender que la respiración calmaba su cuerpo, su mente y le permitía estar en el momento presente, Paco volvió a dormir y las pesadillas y los terrores nocturnos se fueron desvaneciendo. El miedo no se fue de inmediato, pero Paco tuvo una herramienta a la que recurría cada que los necesitaba. A sus tempranos 8 años se volvió un meditador y es así como la vida, la energía infinita, el amor perfecto, la divinidad, como sea que cada uno lo conciba, nos demuestra que los milagros ocurren, incluso en los momentos más adversos y que, detrás de algo que parece ser un muy mal rato, hay una bendición escondida.


Los papás de Paco aprendieron a ser muy cautelosos con la información a la que estaba expuesto su hijo, a darse el tiempo de observarlo, de hablarle y sobre todo de escucharlo, y descubrieron que hay herramientas que lo pueden acompañar toda la vida.


Este episodio de la humanidad aún no termina, quizá aparenta reinar la incertidumbre, pero hoy más que nunca, es indispensable vivir el aquí y el ahora y dotar a nuestros niños con otras herramientas para la vida. Este momento aleccionador nos está enseñando a cambiar de paradigmas, a inventar nuevas formas de relacionarnos, a revalorar lo que consideramos importante.


Son nuestros niños, sus mentes, sus corazones y sus almas son lo más valioso, no sabemos qué mundo nuevo les espere, preparémoslos para ser mejores seres, más sensibles y amorosos con el entorno, sembremos en ellos la semilla de la empatía y sobre todo fomentemos el autoconocimiento y la resiliencia. La meditación es, sin duda, un increíble camino.




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