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Foto del escritorJivan Vinod

LIBERTAD DE SER

POR KARLA MONTERO




¿Cuántas etiquetas nos vamos comprando en el camino?, ¿cuántas máscaras elegimos usar para encajar, para ser aceptados, para pertenecer?


Los humanos tenemos la necesidad instintiva de pertenecer a un clan, (familia, congregación, relación, grupo social, partido político, etc…), es algo natural que nos ha permitido sobrevivir a lo largo del tiempo. Sin embargo, muchas veces permitimos que ese sentido de pertenencia nos reste libertad, nos limite, nos condicione a ser o actuar de ciertas maneras cuando la verdad, es que no necesitamos eso; no necesitamos renunciar a nosotros mismos para ser aceptados; no necesitamos fingir que somos alguien más. Todo lo que necesitamos ya está dentro de nosotros, ya SOMOS eso que el mundo necesita allá afuera. Y cuando vivimos en consciencia, podemos reconocer la unidad que somos, la perfecta diversidad de la que formamos parte, la grandiosidad de ser diferentes y lo maravilloso que puede ser experimentar millones de situaciones a través de la experiencia de los demás.


Por ejemplo, quizá nunca me atreva a hacer una competencia de nado en mar abierto, aunque me encantaría pues sin duda, sería una gran experiencia pero, al menos hoy, no forma parte de mis prioridades ni de mi proyecto de vida y, sin embargo, puedo sentir el gozo de alguien que ya lo hizo, de alguien que invirtió tiempo, energía y corazón para manifestarlo. Ver su cara sonriente y victoriosa, sentir su entusiasmo y a la vez mi corazón cambiando su ritmo ante tal emoción. Eso es conectar con la UNIDAD.


Somos de una u otra manera, la madre, el padre, el hijo, la hermana, el amigo, la novia, el cómplice, el amante, el compañero, el enemigo, el retador, el verdugo, el juez… Somos uno con todo. En todo y en todos, siempre podemos encontrar un poco de nosotros mismos.


Y desde esa unidad, hoy puedo ver mi reflejo en la cara del niño sorprendido ante las cosas simples de la vida; puedo reconocerme en la mirada curiosa de un gato, puedo reconocerme en la serenidad de un árbol, puedo encontrarme en la inquietud del viento o en el vigoroso aleteo de un colibrí… Detente un momento y piensa, ¿a ti dónde te gustaría encontrarte hoy?


Regresando a la libertad de SER ¿porqué no darnos permiso de ser más nosotros mismos? De ser imperfectos, raros o impredecibles. Y aún antes de eso, ¿porqué no nos detenemos a conocernos mejor? A tener claridad de quiénes somos, saber qué nos mueve, qué es eso que realmente nos importa, qué necesitamos en verdad y qué queremos por el puro placer de poder elegir. Y desde ese auto conocimiento, ser tan rebeldes como queramos, siempre y cuando tenga propósito y sentido propio. Disfrutar la vida que nos ha sido regalada y que lo único que nos pide es experimentarla con todos nuestros sentidos y AMAR, amar todo el tiempo, amar a todo y a todos, y sobre todo, amarnos por encima de todo.


¿Qué pasaría si nos diéramos permiso cada día de ser eso que ya somos? Ese amor incondicional sin miedo a las heridas; esa luz, sin miedo a deslumbrar a los demás; esa niña curiosa; ese ser alegre; esa compasión y tolerancia que nos gustaría para nosotros mismos. Si nos permitiéramos conectar de corazón a corazón con cada uno de nuestros hermanos, sin competir, sin querer humillar o destacar… Ser lo que somos sin miedo al qué dirán, sin miedo a ser rechazados, sin apego a un resultado, sin culpas, sin juicios, sin ser los primeros en aprobarnos o desaprobarnos. Simplemente SER.


Creo que este mundo sería mucho más ligero, creo que podríamos disfrutar más nuestra vida y la compañía de los demás. Creo que podría ser más fácil para todos y sobre todo que podríamos mejorar como especie y como sociedad.


¿Dónde comienza la aceptación? Empieza en uno mismo, empieza en la Auto aceptación.


Y para aceptarnos de esa manera, necesitamos primero conocernos. Conocernos a fondo, explorarnos con valor, mirar de frente nuestros propios miedos, nuestros propios huecos, mirar nuestra sombra y con amor reconocer que todo eso está ahí para algo, que todo eso de una u otra forma nos ha servido para sobrevivir; sobre todo reconocer que podemos limpiar esos espacios, llenarlos de luz y a partir del amor, resignificarlos para mejorar.


Y aquí es donde entra la Meditación: “RESPIRA, detente un momento, mira hacia adentro y siente a ese ser infinito y magnífico que ya eres, ese nada que es todo, esa energía sin tiempo ni espacio, esa potencia creadora capaz de manifestar cualquier realidad”. Lo digo desde la experiencia de cómo esto ha cambiado mi propia vida, lo digo desde la certeza de que funciona y no hay una herramienta igual.


Porque no hay como conocerse, entenderse, hacerse responsable y reinventarse, para manifestar aquello que realmente anhelas y que sólo desde tu corazón puedes manifestar. Y a partir de ahí, todo en tu mundo exterior comienza a cambiar. Cuando te aceptas, los demás te aceptan; cuando eres amable contigo, la gente alrededor te trata con amabilidad; cuando te amas, al mundo exterior no le queda más remedio que amarte; pues todo, absolutamente todo afuera está reflejando la realidad de tu interior.


Gracias por leerme, gracias por detenerte a reflexionar, deseo de corazón que estas líneas abran en ti nuevas posibilidades para creer y crear.

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